El 14 de Febrero se celebra San Valentín. Este santo fue un cristiano martirizado por los romanos por casar parejas jóvenes
y enamoradas en contra de los intereses del emperador. San Valentín fue
olvidado y siglos después "resucitado" en la cultura popular
anglosajona.
La
costumbre de la celebración en San Valentín incluye típicamente una romántica
cena vestida de rojo a luz de las velas tomando deliciosos afrodisiacos. Lo
romántico se mezcla actualmente con lo afrodisiaco, aunque Afrodita, la
Venus romana, era la diosa de la belleza, la sexualidad y la reproducción, no
teniendo nada que ver con el actual concepto romántico del amor, Afrodita era
la diosa de la atracción física y sexual.
Los
afrodisiacos son elementos utilizados para aumentar el deseo sexual, la potencia
sexual y/o el placer sexual. Todas las civilizaciones se han preocupado por
buscar y conseguir afrodisiacos de cualquier tipo, desde objetos y fetiches,
perfumes, ritos, etc. Sin embargo, el grupo más abundante y diverso es el de
los alimentos afrodisiacos, motivo de esta entrada.
Los
alimentos afrodisiacos más empleados son:
- Aquellos que
guardan similitud con órganos genitales masculinos o femeninos: el plátano o el
pepino, las ostras y las almejas, la fresas
- Parecidos a la
silueta de la mujer o formas humanas: manzanas, peras, mandrágora, etc.
- Alimentos con
capacidad de "calentar" los humores (de la tradición Galénica): vino,
algunos destilados, pimienta y otras especias picantes.
- Por su
asociación con regalos culinarios relacionados con el cortejo sexual y/o
nupcial: miel, azúcar moreno, la canela o el chocolate.
Mención especial merecen diferentes hierbas
(raices, hojas o frutos) que la farmacopea tradicional ha empleado
históricamente por su efecto afrodisiaco y que en los últimos años se han
ensayado para incrementar la actividad y/o potencia sexual. La mayoría de ellas
solo han sido probadas, con mayor o menor éxito, en roedores y no en humanos.
Se trata del safed musli, la nuez moscada, el polen de palmera
datilera, la kaempferia parviflora, la eurycoma longifolia, el aceite de
satureja, el ginseng, la fadogia agrestis, la montanoa tomentosa, la terminalia
catappa, la casimiroa edulis o la damiana. Trabajos en seres humanos no
mostraron efecto alguno con el azafrán (un estudio no encontró beneficio alguno
en pacientes con disfunción eréctil) ni con la tribulus terrestris (no se
demostró que fuese capaz de incrementar los niveles de testosterona en adultos
jóvenes).
Solo tres plantas han probado un efecto
beneficioso, la información sobre ellas es escasa y proviene de pocos
experimentos:
- la mondia whitei: un trabajo demostró una
mejora en la motilidad de los espermatozoides in vitro.
- la maca: un ensayo (randomizado y doble ciego)
demostró que incrementa el deseo sexual en varones independientemente de los
valores de hormonas masculinas.
- el yohimbe: conocida como el "viagra
vegetal", ha demostrado su eficacia en el tratamiento de la disfunción
eréctil aumentando significativamente la circulación en el pene. Su uso en
cápsulas prescritas por facultativos está aprobado por la FDA (EEUU) con esta
indicación durante períodos de algo menos de tres meses. Sin embargo, un
análisis sobre el contenido en yohimbe de multitud de suplementos alimentarios
vendidos por su contenido en esta planta detectó que la inmensa mayoría de
ellos contenía menos de un 10% de yohimbe.
Finalmente, y aunque no se trata de alimentos,
merece la pena recordar que existen medicamentos revisados y autorizados para
el tratamiento de primera línea de la disfunción eréctil (los famosos
inhibidores de la 5-fosfodiesterasa) y la eyaculación precoz (algunos
antidepresivos). Medidas más sencillas y naturales como dejar de fumar,
realizar ejercicio físico de manera regular y bajar de peso en aquellas
personas que padecen obesidad también son eficaces para solucionar la
disfunción eréctil. La modificación de los hábitos de vida es esencial para
conseguir una pérdida de peso mantenida a largo plazo.
Teniendo en cuenta lo anterior, y
quitando el efecto placebo y la satisfacción alimentaria producida de algunos
de ellos, ningún alimento o suplemento alimentario han demostrado mediante
estudios científicos su poder afrodisiaco. La venta de cualquiera de estos
productos publicitado como afrodisiaco no deja de ser una estafa comercial.
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