Y llegaron de nuevo las vacaciones, meses de preparativos en la ofensiva de la operación bikini serán ilógicamente sacrificados en apenas unas semanas para saciar nuestros apetitos más básicos y que se convierta en realidad el dicho "si no engordas en vacaciones es que no te lo has pasado bien".
Esta línea de pensamiento parte de un triple error básico conceptual en la forma de entender el estado de salud, las actividades para llevar un estilo de vida saludable y el modelo vacacional habitual. Partamos del peor escenario posible, no se ha cuidado todo lo que debería en los últimos meses y ha vuelto a organizar unas vacaciones a su estilo habitual, de esas que sabe que va a engordar. A continuación encontrará unas herramientas prácticas para evitar que otro año más engorde en vacaciones.
Por fin no tiene que madrugar para trabajar, no tiene prisa, y se plantea desayunar bien y con tranquilidad. Una idea fantástica, sobre todo si habitualmente más que desayunar lo que hace es engullir, una obligación más antes de ir a trabajar. Desayunar o no es una decisión más a tomar en su modelo alimentario, sobre esto debatimos mucyho en esta otra entrada. Si opta por lo primero tenga en cuenta que desayunar mejor no significa desayunar más, esto es especialmente importante si ya padece un exceso de peso. En vacaciones puede dedicarle 20 ó 30 minutos a preparar una de las comidas más importante del día, sin necesidad de mirar el reloj, ahora no hay prisas. La composición del desayuno ideal varía por modas y según las ideas en nutrición del que aconseja. Para nuestra cultura el desayuno ideal incluye zumo de naranja, café con leche y tostadas. A este respecto modificaría el zumo por una pieza de fruta (puede ser una tajada de sandía o melón), cambiaría el pan refinado por integral (el de verdad, nada harina refinada con salvado añadido), manteniendo el resto siempre que lo que se ponga sobre la tostada no sea una bomba calórica (pe. chorreón largo de aceite, sobrasada, jamón, queso curado, tortilla de patatas, etc. o la combinación de los anteriores). Uno de los mejores alimentos para acompañar en Verano al pan es el tomate, es la temporada y su composición es ideal para combatir los rigores del clima. Si quiere saber más sobre cómo mejorar su desayuno pinche aquí.
Si pasan más de tres horas entre el desayuno y el aperitivo o la comida, puede tomar otra pieza de fruta. Sería la segunda del día, y con esto ya supera más de la mitad de las recomendaciones sobre la ingesta diaria de frutas y verduras. ¡Enhorabuena! Aún no ha pasado el mediodía o la una de la tarde, y ya ha tomado dos piezas de fruta.
Y llega el aperitivo, momento crucial porque es cuando hay más riesgo de perder el control sobre la ingesta. Comienza la "dieta del chiringuito" y aquí van los consejos:
1. El limite está en una bebida y una tapa o ración compartida. Más de eso es comer, y entonces ya no será necesario que tome nada en casa.
2. Bebida: mejor escoger zumo o refrescos light o cero calorías. Si va a tomar alcohol, cosa que no le recomiendo, elija tinto de verano (solo casera con poco vino) frente a cerveza.
3. La tapa o ración acompañante preferiblemente de verdura, pescado o marisco. Nada de las típicas tapas de patatas fritas, aceitunas, tortilla de patatas, patatas ali-oli o bravas, ensaladilla rusa, croquetas, etc. Ejemplos de lo anterior sería: salpicón, tomate aliñado, calamares o pulpo a la plancha o a la brasa, mejillones, almejas o berberechos al vapor, etc.
No hay pan, palillos, ni gin-tonics (que hay gente para todo), y sobre todo nada de pedir la segunda ronda.
Con una ingesta como la anterior, casi llega a la mitad de lo que debería ser su comida normal de mediodía. Por lo que si ya ha pasado por el chiringuito, no se plantee esta comida como una nueva, sino como la prolongación de lo que comido en el chiringuito. No es volver a comer, sino completar con algo más. Aquí es donde tiene a su disposición todos los productos en temporada de la huerta y si veranea en la costa, el pescado fresco. Aplace el postre a la merienda, verá como lo disfruta más.
Las meriendas se asocian a sabores dulces, aunque dulce no equivale a producto elaborado industrialmente. Se puede recurrir a repostería tradicional con productos naturales, o aún mejor, tirar de recetas más refrescantes: té helado, café helado, yogur, sorbetes de frutas, etc.
La cena y las cañas-vinos-tapas previos a la cena se pueden montar de forma parecida al periodo de mediodía, teniendo en cuenta que durante la noche pasaremos varias horas acostados y no será necesario tomar tantos alimentos. Una ensalada o verdura es la base sobre la que montar cualquier cena ligera que no le haga pasar una noche difícil y despertar con resaca "grasa".
En segundo lugar, junto con la alimentación, se sitúa la posibilidad de comenzar o incrementar su actividad física. Esto es tan importante como el concepto de comer mejor. En vacaciones tiene más tiempo para su autocuidado, así que puede dedicarse al menos 30 minutos diarios para realizar algún deporte que le guste, con diferente intensidad según su forma física previa.
Si sigue las recomendaciones anteriores, no sólo será más probable que no engorde estas vacaciones, sino que podrá volver aún más en forma que al irse. Estar de vacaciones no tiene que significar relajar sus hábitos de vida, todo lo contrario, puede convertirse en una opurtunidad para mejorar su estado de salud, para cuidarse más.
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