miércoles, 7 de enero de 2015

El día después...

 
  Y como cada año nuevo, cargados de buenas intenciones, nos proponemos alcanzar milagrosamente lo que no hemos sido capaces de conseguir en doce meses: comer mejor, hacer deporte y bajar de peso. Estos tres, junto a dejar de fumar y aprender inglés forman el quinteto más ansiado y menos conseguido de la mayoría de los hispanohablantes. 
  Con el cuerpo presente del inacabado roscón de Reyes se propone en un horizonte cercano cambiar esta situación. Acaba de rematar las fiestas con el dulce de peor composición nutricional de todos sus compañeros navideños (vease las entradas correspondientes de mantecados y turrones), lleno de azúcares refinados, grasas trans y aditivos. Una sola porción de roscón aporta unas 350 Kcal, más del doble que un mantecado o una barrita de turrón, aunque la cantidad puede ser aún mayor en sus variantes rellenas de cremas, nata o chocolate.



  El día de Reyes ha concluido, un evento dedicado a los más pequeños, donde reciben un "estupendo" mensaje de Papa Noeles y Reyes Magos obesos, que lanzan caramelos mientras son arrastrados por animales que se alimentan de más dulces (que los propios niños dejan preparados en muchas casas) y hasta traen carbón dulce (por supuesto) si se portan mal. Unos Reyes Magos pensados para otros tiempos, aquellos de posguerra y hambrunas, y que no esperan toparse con los niños más obesos jamás conocidos en Occidente desde que sus majestades realizan tan singular viaje. Otra celebración religiosa obesígena en la forma en que suele ser celebrada, a la que se apuntan la mayoría de personas (sean o no practicantes) al ser la excusa perfecta para alargar un poco más el atracón navideño.
  De esta forma, el roscón supone el punto final de un exceso de dulces navideños, comidas copiosas de Navidad y consumo de alcohol, sedentarismo y falta de ejercicio físico. Una tradición que repite año tras año, que trasmite a sus hijos, con la que en el fondo parece no estar de acuerdo, pues sus consecuencias le producen ahora remordimiento y culpa. Una vez más ha iniciado un ciclo de atracón-remordimiento-culpa-ansiedad-purga que como otras veces se prolongará hasta Carnaval o Semana Santa a lo sumo.

 
  En esta ocasión pruebe algo distinto, en primer lugar no se auto-engañe, de por hecho que no va a cambiar de la noche a la mañana solo porque se despierte con ganas de hacerlo y sea una fecha diferente y mágica (1 Enero, 7 de Enero-fin de fiestas). Esta vez tampoco será así si vuelve a repetir el mismo método que en ocasiones pasadas.
  Nada se ha modificado en su interior salvo el deseo de cambiar que ahora siente más intenso que nunca. Esto no es suficiente para lograr unos objetivos tan difíciles de alcanzar, que implica modificar hábitos que llevan años atrincheradas en su comportamiento. Las ganas de conseguir un cambio, "a fresh start", es requisito indispensable para que suceda pero no será suficiente. En segundo lugar debería cargarse de buenas razones para lograrlo, serán la base de futuras modificaciones y sustento de recaídas en las viejas conductas que le hayan conducido a la situación que desea cambiar.
  Después viene el repetir lo que le viene bien, salir a hacer deporte aunque haya días que no le apetezca nada, mantener una vida lo más activa posible, cuidar la alimentación sabiendo lo que le conviene y lo que no, etc. En la repetición de estos actos se encuentra la adquisición de unos hábitos de vida saludables. No es despertarse una mañana y pensar que por querer hacer algo va a ocurrir, sin más, eso se llama auto-engaño.
  Así que hágase un favor este año: ahórrese el dinero del gimnasio al que luego no irá, el de ultima maquina para hacer deporte en casa o el de la compra de productos milagro para perder peso. No pierda el tiempo leyendo artículos sobre dietas "detox" o "purificantes", informándose del método de adelgazamiento de moda o acudiendo a la cadena de adelgazamiento que le ha recomendado su vecin@. Esta vez toca algo diferente.

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1 comentario:

  1. Muy interesante tu artículo. Me parece fantástico que seas tan claro. A veces tus colegas de otras especialidades perjudican vuestro trabajo porque son demasiado tibios y relativizan las cosas. Cuando un paciente oye "Por un trozo de pastel de vez en cuando no pasa nada" entiende "día sí, día no". Es un problema de educación, para muchos el consultar las etiquetas de la información nutricional es de personas obsesionadas.

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