Y como cada año nuevo, cargados de buenas
intenciones, nos proponemos alcanzar milagrosamente lo que no hemos sido
capaces de conseguir en doce meses: comer mejor, hacer deporte y bajar de peso.
Estos tres, junto a dejar de fumar y aprender inglés forman el quinteto
más ansiado y menos conseguido de la mayoría de los hispanohablantes.
Con el
cuerpo presente del inacabado roscón de Reyes se propone en un horizonte
cercano cambiar esta situación. Acaba de rematar las fiestas con el dulce de
peor composición nutricional de todos sus compañeros navideños (vease las
entradas correspondientes de mantecados y turrones), lleno de azúcares refinados, grasas trans y aditivos. Una sola
porción de roscón aporta unas 350 Kcal, más del doble que un mantecado o una
barrita de turrón, aunque la cantidad puede ser aún mayor en sus variantes
rellenas de cremas, nata o chocolate.
El día
de Reyes ha concluido, un evento dedicado a los más pequeños, donde reciben un
"estupendo" mensaje de Papa Noeles y Reyes Magos obesos, que lanzan
caramelos mientras son arrastrados por animales que se alimentan de más dulces
(que los propios niños dejan preparados en muchas casas) y hasta traen carbón
dulce (por supuesto) si se portan mal. Unos Reyes Magos pensados para otros
tiempos, aquellos de posguerra y hambrunas, y que no esperan toparse con los
niños más obesos jamás conocidos en Occidente desde que sus majestades realizan
tan singular viaje. Otra celebración religiosa obesígena en la forma en que
suele ser celebrada, a la que se apuntan la mayoría de personas (sean o no
practicantes) al ser la excusa perfecta para alargar un poco más el atracón
navideño.
De esta
forma, el roscón supone el punto final de un exceso de dulces navideños,
comidas copiosas de Navidad y consumo de alcohol, sedentarismo y falta de
ejercicio físico. Una tradición que repite año tras año, que trasmite a sus
hijos, con la que en el fondo parece no estar de acuerdo, pues sus
consecuencias le producen ahora remordimiento y culpa. Una vez más ha iniciado
un ciclo de atracón-remordimiento-culpa-ansiedad-purga que como otras veces se
prolongará hasta Carnaval o Semana Santa a lo sumo.
En esta
ocasión pruebe algo distinto, en primer lugar no se auto-engañe, de por
hecho que no va a cambiar de la noche a la mañana solo porque se despierte con
ganas de hacerlo y sea una fecha diferente y mágica (1 Enero, 7 de Enero-fin de
fiestas). Esta vez tampoco será así si vuelve a repetir el mismo método
que en ocasiones pasadas.
Nada
se ha modificado en su interior salvo el deseo de cambiar que ahora siente más
intenso que nunca. Esto no es suficiente para lograr unos objetivos tan
difíciles de alcanzar, que implica modificar hábitos que llevan años
atrincheradas en su comportamiento. Las ganas de conseguir un cambio, "a
fresh start", es requisito indispensable para que suceda pero no será
suficiente. En segundo lugar debería cargarse de buenas razones para lograrlo,
serán la base de futuras modificaciones y sustento de recaídas en las viejas
conductas que le hayan conducido a la situación que desea cambiar.
Después
viene el repetir lo que le viene bien, salir a hacer deporte aunque haya días
que no le apetezca nada, mantener una vida lo más activa posible, cuidar la
alimentación sabiendo lo que le conviene y lo que no, etc. En la repetición de
estos actos se encuentra la adquisición de unos hábitos de vida saludables. No
es despertarse una mañana y pensar que por querer hacer algo va a ocurrir, sin
más, eso se llama auto-engaño.
Así que
hágase un favor este año: ahórrese el dinero del gimnasio al que luego no irá,
el de ultima maquina para hacer deporte en casa o el de la compra de productos
milagro para perder peso. No pierda el tiempo leyendo artículos sobre dietas
"detox" o "purificantes", informándose del método de
adelgazamiento de moda o acudiendo a la cadena de adelgazamiento que le ha
recomendado su vecin@. Esta vez toca algo diferente.
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Muy interesante tu artículo. Me parece fantástico que seas tan claro. A veces tus colegas de otras especialidades perjudican vuestro trabajo porque son demasiado tibios y relativizan las cosas. Cuando un paciente oye "Por un trozo de pastel de vez en cuando no pasa nada" entiende "día sí, día no". Es un problema de educación, para muchos el consultar las etiquetas de la información nutricional es de personas obsesionadas.
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