El ginger ale es una bebida carbonatada de origen inglés-irlandés compuesta de agua (a ser posible mineral, y no siempre es así), jengibre, zumo de limón y azúcar. El ginger ale puede tomarse solo, pero últimamente su uso más común y de moda es tomarlo combinado con destilados alcohólicos (fundamentalmente whisky o ginebra).
Aunque su consumo en España tiene escaso recorrido, es un producto con unos 200 años de historia conocida. Inicialmente se preparaba como tónico en los domicilios, cociendo agua azucarada con raíces de jengibre. En el siglo XIX se popularizó en Reino Unido y la costa Este de EEUU, donde surgió su primera gran variante, el estilo "golden", oscura con fuerte sabor a jengibre, más dulce y carbonatada. A primeros del siglo XX se creó la variante astringente Canadiense ("dry"), con un sabor a jengibre mucho más suave. Tras arrasar en ventas durante la Ley Seca en EEUU, sigue siendo el estilo número uno en ventas a nivel mundial.
La industria del ginger ale ha creado desde entonces cientos de variantes con múltiples plantas aromatizantes y aditivos artificiales para satisfacer los deseos de un público que busca personalizar su ginger ale preferida. Lima, limón, menta, té verde, piña, caña de azúcar, miel o sirope de maíz son algunos ejemplos de estas tendencias. Decenas de tipos de ginger ale aromatizado y saborizado de manera natural o artificial pueblan las estanterías de las tiendas especializadas.
El análisis nutricional de una ginger ale estándar muestra unos 20 g de azúcares añadidos por cada botellín de 200 cc, lo que suponen unas 80 Kcal por envase.
A esto hay que añadir el aporte nutricional de la bebida alcoholica con la que se combine. La graduación alcoholica marca esencialmente la cantidad de calorías. Las calorías dependientes del alcohol se calculan con la siguiente fórmula que ya vimos en el post "¿Beber cerveza y no engordar?", para cada 100cc de cualquier bebida alcoholica:
Gradación alcohólica de la bebida x 0.8 g/mL (factor de corrección para la densidad alcohólica) x 7 Kcal/g
Por ejemplo, para un whisky o ginebra estándar de 40 grados de alcohol:
40% x 0.8 x 7 = 224 Kcal/100 cc
Esto supone 22 Kcal para los 10 cc de destilado que suele llevar un vaso de tubo cuando se va a mezclar con un refresco.
Si sumamos la energía del ginger ale tenemos 100 Kcal por combinado, a base de azúcares añadidos y alcohol, dos sustancias relacionadas con el desarrollo de decenas de enfermedades y responsables de la muerte de millones de personas al año (el alcohol produce un 6% de las muertes en el mundo). Esta opción supone menos de la mitad de energia que un combinado con otros refrescos azucarados de sabor a cola, naranja o limón, y explica el motivo de su auge, aunque como podemos suponer dista mucho de ser un hábito saludable.
Se recomienda reducir al mínimo el consumo de azúcares libres, evitando que aporten más del 10% de la ingesta calórica diaria, con una meta ideal de menos del 5%. Esto último supone unos 25 gramos diarios de azúcar libre para un adulto (un botellín de ginger ale tiene casi 20 g). Sin embargo, el consumo medio de azúcar libre en España se sitúa por encima de 4 veces de esta recomendación, explicado en buena parte por el elevado consumo de bebidas azucaradas.
El ginger ale contiene pequeñas cantidades de jengibre. El jengibre tiene ciertas propiedades beneficiosas para la salud como ser capaz de reducir las nauseas en embarazadas y en el postoperatorio, aunque no en tratamientos quimioterápicos . Además, pequeños estudios a corto plazo han demostrado la efectividad del jengibre para:
- mejorar el control glucémico en personas con diabetes (DM2) o en diálisis peritoneal.
- producir circunstancias bioquímicas locales relacionadas con la prevención del cáncer de colon.
- acelera la recuperación muscular tras el ejercicio intenso.
- reducir el dolor menstrual.
Las dosis diarias de jengibre para lograr estos efectos se situan alrededor de 1-4 g, supuestamente muy lejos de las concentraciones de jengibre del ginger ale comercializado. Lamentablemente los fabricantes no informan de la cantidad de jengibre contenido en el ginger ale, pudiendo quedar reflejado solo como "aromas naturales". Por esto, justificar el consumo de ginger ale buscando las propiedades del jengibre no parece razonable, teniendo además en cuenta que se trata de una bebida fuertemente azucarada.
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