miércoles, 12 de noviembre de 2014

¿Mantecados? ¿Tan pronto?



  Así es, desde la segunda quincena de Octubre están disponibles en supermercados estos tradicionales dulces navideños. Si otro año más va a mirar a otro lado y hacer oídos sordos a su exceso de peso, solo tiene que salir de esta página, pero si lo que quiere es informarse mejor sobre lo que le están vendiendo y conocer más sobre algo que lleva tomando años cíclicamente, entonces esta es su entrada.
  Revisaremos solo los mantecados por ser los más consumidos (junto al turrón), pero si desea que se valoren otros dulces de estas fechas solo tiene que sugerirlo en la zona de comentarios o en la web de facebook de Educacion Nutricional.
  Los mantecados y polvorones (la variedad con almendra) hunden sus raíces en el legado medieval gastronómico árabe y judío, mezclado con la cristiana manteca de cerdo. Alrededor del siglo XVI, en el área geográfica entre Málaga y Sevilla, surge la idea de aprovechar el excedente de harina y manteca de cerdo para elaborarlos. Ambos ingredientes junto al azúcar (muy de moda en esa época) forman la pasta desde la que se fabrican estos productos. Primer apunte, conceptualmente no es un postre "fresco", no es fruta fresca pero tampoco un yogur o un flan que dure unos días. Originalmente están pensados por y para utilizar y preservar harina y manteca (una de las grasas conserveras tradicionales). De esta forma, los mantecados duran de un año a otro, otra cosa es la fecha de caducidad o fecha límite de consumo recomendado.
  Con estos ingredientes no es de extrañar que el aporte energético de un solo mantecado estándar de 25-30 g sea de 125-150 Kcal (el equivalente a dos manzanas grandes, y piense ¿quién se come solo un mantecado?, ¿quién se come más de dos manzanas?). 
  La manteca de cerdo supone una cuarta parte de la receta, siendo una de las grasas animales que contiene más grasas saturadas. El consumo excesivo de éstas se asocia a la elevación de las grasas de la sangre y al desarrollo de enfermedades cardiovasculares. De esta forma, la Organización Mundial de la Salud aconseja que el consumo diario de grasas saturadas no supere el 10% del total de grasas. Todos los mantecados y polvorones revisados en esta entrada contienen grasas saturadas en más de un 10% del total de grasas (el limite aconsejado por la OMS). El porcentaje medio de grasas saturadas triplica estas cifras (alrededor del 35%), con el récord para el Mantecado de Limón La Muralla (de venta en Mercadona) con un 43%, un excelente y delicioso tapón graso para cualquier arteria. Por otro lado, no suele aclararse el origen de la manteca en el etiquetado, es decir, la raza de cerdo de la que se obtiene. Todo el año concienzados con el cerdo ibérico de bellota y su estupendo jamón, para llegar a final de año y tomarse unos buenos mantecados de manteca de cerdo no-ibérico (por supuesto más barata).
  Veamos ahora el componente principal, los hidratos de carbono. Los carbohidratos forman aproximadamente el 60% de la receta de los mantecados fabricados de harina y azúcar. El máximo de esta revisión con 65.8 g por cada 100 g de producto es para el Mantecado de Aceite de Oliva La Muralla (ya han leído donde se vende), que claro tiene menos manteca porque es de aceite de oliva pero se le mete mas azúcar y listo, gusta igual y se vende también. 
  Algún ingenuo todavía puede pensar en adquirir mantecados "sin azúcares añadidos" si existiera esa posibiblidad, ya que no entiendo que una receta que de por si lleva azúcar pueda no contenerlo. Entonces, ya no están comiendo mantecados sino una masa de manteca y harina con edulcorantes. Los mantecados de este tipo escogen envoltorios de fondo blanco y letra azul y/o rosa para que rememoremos la novedad de la buena prensa asociada a los productos light y/o sin lactosa.


  Siguiendo con los envoltorios, es llamativo que tanto algunos mantecados de sabores como muchas cajas y bandejas de surtidos revisados en esta entrada, carezcan de su correspondiente información nutricional, un clásico del "ojos que no ven...".

  Y claro, no podían faltar los aditivos, algo que es manteca, puro conservante, se le pone en muchos casos el E-320. Algo que también se llama butilhidroxietanol, un derivado del petróleo prohibido en Japón por la sospecha de ser cancerígeno. Otros aditivos como el maltitol o la isomaltosa son empleados con frecuencia en este tipo de productos como aditivos para mejorar el sabor y mantener beneficios.
  Finalmente, un dulce que no debería tener sal, y de esto se aprovechan muchas marcas para especificar que es 0% sal, puede contener "algo" de sal o sodio como vimos en el post sobre este tema. Digo "algo" porque viendo este etiquetado erróneo de La Estepeña dudo que el resto sea cierto (en 21 g hay menos sal que en 100 g!!! ¿quién revisa esto?).


  En resumen, los mantecados son una opción de dulce navideño que con un consumo excepcional no dejan de ser una opurtunidad de saborear parte de la deliciosa historia gastronómica española. Fuera de esto, especialmente la ingesta regular durante semanas o meses, supone un aporte excesivo de grasas saturadas, azúcares y energía. Escoger marcas sin aditivos y que empleen productos de calidad, o hacerlos en casa, es nuestra mejor opción.

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