miércoles, 26 de noviembre de 2014

Comidas de Navidad, ¿sin engordar?


  Tras la irrupción en los supermercados de mantecados y turrones, y el clásico dueto publicitario apuestas del Estado-espumosos, llega la ronda de comidas navideñas, cada año más larga y compleja. Comidas, más bien comilonas, con amigos, compañeros de trabajo o juegos, primos, vecinos, colegas del gym o del baile, del zumba o la batuca, asociaciones culturales, los de la clase de inglés, alemán o chino, etc… más el posible "bis" de acompañante con su pareja a otras tantas, ..... y..... con la traca final de la cena de Nochebuena, comida de Navidad, Cena de Nochevieja, comida de Año Nuevo, y Reyes (el "quinteto del reventón"). Puede hasta que sea de ese 15-20% de personas que cumple años entre Enero y Diciembre lo que sumaría una comida o cena adicional. La media de eventos se sitúa entre 7 y 8 celebraciones en el periodo navideño. Con esto, no es de extrañar que estas fechas, y sobre todo el mes de Enero, sean las de mayor incidencia de enfermedades cardiovasculares y problemas digestivos relacionados con la ingesta. En una sola de estas comidas puede ingerir la cantidad de energía que necesitaría para un día, así que recuerde el número de comidas de Navidad que suele hacer todos los años o las que ya tiene previstas antes de Navidad (la media es de siete) y podrá hacerse una idea del número de días de ayuno que tendría que estar para compensarlo.

  Estadísticas y estudios demuestran que la mayoría de la población engorda en Navidades, pero no todo el mundo lo hace por igual. Las personas con un peso previo normal lo incrementan en algo menos de medio kilo frente a los 2-3 Kg de los que sufren previamente obesidad. A alguno esta cifra le puede parecer de poca importancia para lo bien que lo pasa uno y como disfruta comiendo y bebiendo estos días, le recomiendo entonces que multiplique el dato por el número de años que lleva haciendo lo mismo, por ejemplo, en solo 10 años supone 20 ó 30 Kg de grasa generada achacable solo a estas fiestas.

  Este aumento de peso es solo otra consecuencia más de unos hábitos de vida poco saludables empeorados en el sprint final del año, en las que nos ponemos una venda en los ojos y seguimos una "anti-dieta" pensando en que ya vendrá Enero y su plan de buenas intenciones ("el Lunes me pongo a dieta" se transforma en el "en Enero me pongo a dieta", "en Enero me apunto al gimnasio", "en Enero empiezo a hacer deporte", etc... ¿cuál es su frase?).
Pero no solo se va a tratar de una cuestión de cantidad, la calidad de lo que coma también importa. No se engañe, no van a ser precisamente comidas vegetarianas o veganas de un solo plato. La mayoría pasar por menús cerrados o semicerrados (a elegir entre unos platos predeterminados, normalmente el segundo) repletos de grasas y azúcares de absorción rápida. Entrantes salados y frituras, segundos a bases de carnes rojas y salsas, y postres azucarados y repletos de grasas saturadas y trans, forman casi todos los menús revisados en este post. Ningún menú contenía fruta, y las verduras aparecían como guarnición en platos de carne o pescado.

  En segundo lugar el alcohol será la principal bebida que engrase sus apetitosos bocados: cerveza o vino de entrada, vino para acompañar, los brindis, los espumosos y chupitos al final de la comida, seguido de una posible tarde de alto copeo (cubatas, whisky, gin-tonic, etc...). Unos días en los que los fumadores se trasforman en verdaderas chimeneas andantes y algunos exfumadores recaen en esta terrible adicción.

  Un cóctel explosivo que pondrá a prueba su capacidad de digerir y asumir toda la energía y cada compuesto que ha engullido, y que por supuesto será almacenado, haciendo que sean sus adipocitos los que de verdad celebren la Navidad. Los fuegos artificiales ya están encargados y correrán a cargo de su aparato digestivo y sistema arterial.

  Con todo esto, surgen una seria de reflexiones en relación a estas comidas de Navidad: ¿es realmente necesario juntarse tantas veces para comer en tan pocos días?,  ¿sería mejor para nuestra salud y economía repartirlo a lo largo del resto del año?, ¿no hay otras formas de celebrar algo que no sea comiendo?, junto a otras más prácticas de cara a enfrentarse con "inteligencia nutricional" a estas situaciones trampa: ¿tengo que comérmelo todo porque ya esté pagado?, ¿de verdad me apetece comérmelo todo?, ¿qué es lo que realmente me apetece, sobre todo después de varias de estas comidas?.

   No espere en esta entrada encontrar algo que pueda comer estas fechas para no engordar o un listado de recetas "light", esa información ya está disponible en internet. Tampoco qué es lo que tiene que hacer o lo que no tiene que hacer, eso ya lo sabe todo el mundo. Nunca la población tuvo unos conocimientos más altos en Nutrición, sin embargo, nunca hubo mayores tasas de exceso de peso. Le planteo que se cuestione  algo más profundo si de verdad quiere conseguir un cambio verdadero y perdurable:

1. ¿Cuál es su estado de salud?, ¿se encuentra bien consigo mismo?, ¿padece ya alguna enfermedad consecuencia del exceso de peso?.

2. ¿Qué podría mejorar de su estado de salud si mejora sus hábitos de vida?, ¿podría dejar de tomar alguna medicación si mejorara el peso?.

3. ¿Qué circunstancias le han llevado a su situación actual de exceso de peso durante los últimos meses o años?, ¿qué ha hecho o qué no ha hecho para acabar así?.

Responderse con sinceridad a estas preguntas es el paso inicial a la mejora que desea, ahora la oportunidad está en su mano.

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